sábado, diciembre 01, 2007

Philip Larkin (1922-1985)

VENTANAS SUPERIORES

Cuando veo a un par de jóvenes
Supongo que él jode con ella y que ella
Toma pastillas o usa un diafragma,
Sé que éste es el paraíso

Pero la gente mayor nunca ha soñado con eso, sino
Con las amarras y los gestos dejados a un lado
Como una de esas segadoras de pasto fuera de uso,
Y los jóvenes deslizándose por una largo tobogán
Hacia la felicidad, interminablemente.

Me pregunto si alguien me miraba, cuarenta años atrás.
Pensando: “Este niño tendrá una buena vida;
Sin dios, sin tener que sudar en la oscuridad
Pensando en el infierno y todo eso, o tener que esconder
Lo que se piensa del sacerdote. Ese niño
Y todos sus amigos descenderán por el largo tobogán
Como malditos pájaros puestos en libertad”.

Pero, inmediatamente, en lugar de palabras
surge el pensamiento sobre las ventanas superiores:
los vidrios absorben el calor del sol
y más allá de ellos, el aire azul y profundo no revela
nada, no está en ninguna parte, y es interminable.






ESTE ES EL VERSO


Te jode tu mamá y tu papá.
Podrían no hacerlo, pero lo hacen.
Te llenan con los defectos que tenían
Y agregan algo extra, justo para ti.

Pero también ellos, en su momento, fuero jodidos
Por gente estúpida que usaba sombreros y abrigos pasados de moda,
Gente que la mitad del tiempo era sentimentalmente austera
Y la ora mitad, se agarraban del cuello.

El hombre le cede la miseria al hombre.
Y se hunde en las profundidades como una plataforma marina.
Sal de ahí lo más pronto posible.
Y tú mismo no tengas niños.


This be a the verse: 26 poetas de lengua inglesa del siglo XX. Beuvedrais editores, 2003.
Philip Larkin (1922-1985): Poeta y ensayista inglés. Considerado uno de los más grandes de la literatura inglesa después de T.S. Eliot y W.H. Auden, pone en versos sus recuerdos de infancia y adolescencia, pero, sobre todo, manifiesta la angustiada envidia que siente, de viejo, por los jóvenes que empiezan a gozar del sexo sin culpas. Por cierto, se arrepiente de haber sido tan quedado en su juventud y hace hincapié en una de las trabas más estúpidas de la pubertad: los miedos, reproches y límites que ponen los padres.

1 comentario:

Anónimo dijo...

No hay que ser muy sabio para captar cómo nos cagaron nuestros padres.

 
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